No se realmente cuando sucedió. Cuando creas una imagen como Sandra Galera, Ana Vilar o Galatea, buenos desnudos, lo normal es que así queden. Pero en un momento dado se convirtieron en nuevas líneas de salida.
El procedimiento habitual para crear los ginoides terminados sería diseñarlos previamente, pero en este caso no ha sido así.
Sólo por los caminos de la improvisación soy capaz de llegar a sitios como éste.
Es como si las ilustraciones tuvieran vida propia. Según voy avanzando parece que me hablan. Yo llamo a este proceso «anatomía forzada»: los cuerpos se rompen, los miembros se separan, la piel desaparece…
La técnica tiene mucho que ver también en este proceso. Avanzar y retroceder con absoluta libertad sin temor a cargarte nada. O saber que eres capaz de arreglar cualquier cosa; todo esto hace que este proceso sea posible. Y esto solo te lo da el oficio. Hace 5 o 10 años hubiera sido incapaz de hacer esto. Estaba en esa otra fase de» hago el diseño final y lo pinto». Obviamente los resultados no serían los mismos.
Además, existe otra ventaja inesperada en este proceso, y es que la imagen normalmente nos regala varios estados diferentes de buen acabado en la que podemos disfrutarla. Construcción y de-construcción. Así podríamos llamar a este proceso. Y si vamos un poco mas allá, cuando un cuerpo muere, se descompone y desaparece. Yo me quiero centrar en ese lado más romántico de la muerte.
Cuando comienza la de-construccion en mis dibujos, paralelamente van perdiendo humanidad, en mayor o menor medida. Incluso en algunos procesos, he llegado al límite y la mujer original ha desaparecido por completo.
Reconozco que en muchos casos no sé donde deben parar estos trabajos. A veces incluso pienso que ninguno está acabado. Simplemente llega un momento en el que el dibujo y yo acordamos separarnos. Pero es muy posible que a los dos o tres meses me pida volver y continuemos el viaje juntos.