Si quieres leer la primera parte de este post: pincha aquí.

Mientras, Luke desde dentro se encarga de destruir al Emperador, redimiendo de paso a su padre Vader (que proviene de vater, en alemán, padre), quien se asoma al menos por unos segundos al lado luminoso de la fuerza antes de morir, asesinando a Palpatine y cumpliendo la profecia: es el elegido para traer el equilibrio a la fuerza. (Y a qué precio, diría yo…)

Si funcionó bien en el Episodio IV (Una nueva esperanza) pues vamos a lo seguro: más de lo mismo pero a lo grande. El caso es que funciona.

La trama urdida por Palpatine ofreciendo tan magno señuelo a la Alianza Rebelde funcionó a la perfección. La tela de araña hubiera sido perfecta si no hubiera descuidado un pequeño detalle: el instinto paternal. Un padre siempre querrá más a su hijo que a sí mismo, se interpondrá ante cualquier cosa que se le ponga enfrente en el universo para dañarle, aún a costa de su vida. Darth Sidius, al final,  no fue menos descuidado que Darth Plagueis el Sabio.

30 años despues,  J.J Abrahams retoma la saga y recurre a casi todos los iconos de la misma, recogiendo el testigo de Lucas en todos los sentidos,  creando una cinta «a prueba de bomba» plagada de grandes aciertos y también, a mi juicio,  desaciertos; lagunas, algún que otro uso y abuso y situaciones forzadas. Poco arriesgada, pero en general un buen trabajo que respira con «espíritu starwarsiano» para las delicias de todos los fans, aunque ABSOLUTAMENTE APOYADA EN EL TRABAJO DE LUCAS.

Aunque esta vez, creo que volver a retomar la Estrella de la Muerte, sinceramente,  me parece excesivo.

Como dije al principio:

J.J. Abrams: Si tienes la osadía de resucitar a La Estrella de la Muerte… ¡¡¡No te la cargues en la primera entrega!!!

====================================================

Si quieres leer la primera parte de este post: pincha aquí.

====================================================